jueves, 28 de octubre de 2010

¿y ahora que haré? .-*fanfic*-. *cap.1* cita a ciegas

Fanfic Fullmetal Alchemist
RoyxEd
Advertencia: algo de shojoai o yuri
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Llevo una vida tranquila para mis 30 años, vivo acomodadamente y no me falta el dinero, aun así vivo aburrido, aunque soy popular con las mujeres ninguna me interesa pues soy gay y siendo así solo salgo de vez en cuando con mis únicos amigos que son también como mi familia: Maes, que tiene mi edad está casado y tiene una pequeña hija, el ama a su esposa e hija sobre cualquier otra cosa. y Riza que por desgracia para todos los hombres que andan de tras de ella, ella es lesbiana y tiene una novia desde hace poco, en realidad era alumna suya en la universidad durante un semestre y ahora están saliendo y para mi desgracia, buscándome un novio, ya van varias veces que rechazo la invitación a citas dobles pero ambas insisten una y otra vez que porque según la novia de Riza son chicos de mi tipo. . . pero a mí no me interesa un estudiante de 19 o un poco más, es muy pequeño. . .
Aun así en este momento estoy siendo obligado por Riza para ir a una cita doble, nos dirigimos a la universidad para esperar a que salgan aun así yo estoy siendo obligado y como es obvio me quejo.

-Es la cita número 156 que rechazas y a la primera que te obligo ir, así que no seas tan infantil y compórtate- me regaño la rubia al llegar afueras de la entrada principal y quedamos en silencio un par de minutos en lo que  los universitarios comenzaban a salir. 

Riza saludó de lejos a un grupo de chicos donde se encontraba su novia, esa era la primera vez que la veía, una chica bastante guapa, llevaba el cabello largo a medio recoger y tenía varias perforaciones en las orejas, la chica le respondió el saludo y jaló del brazo a un chico muy peculiar y fue a nuestro encuentro, ella sonreía mucho y el chico se veía bastante incomodo, era ligeramente más bajo que yo y llevaba el cabello desarreglado y largo hasta los hombros, su cara era casi angelical y tenía unos ojos de color miel dorados

-Roy, ella es Winry y el es Edward- Riza nos presentó casi de inmediato y abrazó a Winry haciendo que esta se sonrojara, por mi parte estaba hipnotizado por la hermosura de Edward y no podía dejar de verlo, cuando él lo notó se dio la vuelta para ver asía otro lado como enfadado. Al poco rato ya estábamos caminando rumbo a un elegante restaurante, nos sentamos y cada quien pidió algo.

Winry trataba de sacar tema de conversación pero debido al ambiente tenso entre Ed y yo. No pudo. El ambiente estaba tenso entre nosotros desde que llegamos al restaurante y ordenamos, lo único que hacíamos era: Winry preocupada porque no habláramos, Riza tratando de sacar de esa preocupación a Winry, Edward viendo de un lado a otro moviendo todo en la mesa, chocando su mirada con la mía e inmediatamente desviarla no con rechazo sino mas bien con nerviosismo, y yo bueno me divertía viendo a Edward tan nervioso y con esa apariencia de querer y no decir algo. Di un largo suspiro.

-bueno Edward, ¿Qué es lo que estudias?- el chico me volteo a ver algo sorprendido y con un brillo en los ojos mientras que las otras dos solo observaron
-química, tengo un talento natural para esa clase de ciencias- me quede sorprendido por la determinación y fuerza de su voz, solo le sonreí, no cabe duda de que es lo que le apasiona –y tu Roy ¿a qué te dedicas?-
-pues, a la política- le sonreí –soy senador del estado-
-ohh, valla un político- su cara estaba algo sonrojada y volvió a jugar con las cosas de la mesa
-te desagradan los políticos Edward- le pregunte extrañamente preocupado
-no, no es eso, solo es que no se que mas decir, no se me da mucho hablar- me dirigió un tierna sonrisa llena de inocencia.

Después de eso la plática siguió y sin darnos cuenta excluimos a las chicas que tampoco parecían muy interesadas, y así pasamos una comida muy amena hablando entre los cuatro sobre anécdotas de todos, con eso me di una idea más clara de lo explosivo, despistado y tierno que era Edward, y con cada palabra que escuchaba de él y cada cosa que conocía de él, mas me interesaba conocerlo, llegar a salir a solas con él y sobre todo poder besar cada parte de él, no podría evitar tener esa clase de pensamientos pues el chico era demaciado provocador.

Cuando terminamos de comer Winry propuso ir a ver una película de terror y como Riza y Edward aceptaron no me quedo de otra más que ir, las dos chicas se fueron todo el trayecto muy a sus anchas tomadas de las manos mientras que nosotros solo caminábamos al lado del otro sin mirarnos mucho

-ne? Roy ¿por qué rechazaste las invitaciones anteriores para una cita?- su pregunta me llego tan de sorpresa que me pare en seco y le mire directamente, la verdad es que solo había un motivo pero no soy tan valiente como para decirlo
-pues porque  no quería…- suspire y negué con la cabeza, que tenía ese chico que me sentía culpable de no decirle la verdad- la verdad es que, tenía miedo de conocer a alguien, de nuevo-
-¿te has enamorado antes?- me miraba te una manera tan comprensiva y cálida y a la vez sus ojos llenos de melancolía
-pues, si hace ya mucho tiempo, pero fue una mala experiencia- volteé a ver a lo lejos, era un mal recuerdo y nada más, después vi a Edward que había retomado el paso y lo seguí- ¿Por qué preguntas?
-porque yo también- tenía la cabeza gacha- también, había rechazado las invitaciones de una cita por miedo a enamorarme- me vio directamente con una sonrisa triste.

Para cuando llegamos al cine las chicas ya habían comprado los cuatro boletos, Riza me regañaba porque había pensado que habíamos decidido no ir, pero al final terminamos entrando después de tanto regaño por parte de las dos. La película estaba aburrida y casi me duermo en la sala, de no ser porque Edward resulto ser de los que se asustan fácilmente y se la paso abrazado a mí y obviamente yo se lo correspondí, mientras lo veía entre la oscuridad de la sala, parecía un delicado ángel que se aferraba a mí. 
Al terminar la función Edward me hiso dos peticiones una de ellas era llamarle Ed y la otra, salir solo él y yo, intercambiamos números, sin que las chicas se dieran cuenta. Riza y yo nos despedimos de los menores después de acercarlos a sus casas y nos fuimos a mi casa a beber un rato.

-parece que te gusto Edward- me dijo Riza una vez enteramos a mi casa y le hubiera servido un poco de brandi al igual que a mí
-pues sí, es muy atractivo- le respondí tratando de sonar frio
-aja, parecías muy feliz, nunca te había visto así- me sonrió y luego se quedo un rato pensando –todavía no lo has olvidado ¿verdad?
-como podría olvidar algo así, pero si te refieres a que sigo atado a ese… estas muy equivocada
-como digas Roy- me miro con preocupación –solo se feliz quieres, y parece que Edward es un buen chico para ti-
-cállate, yo sabré si eso es real o no- al ser sincero debo decir que estaba muy apenado con su comentario
-bien, bien ya me voy a casa- miro el reloj y se dispuso a partir, pero antes de salir me volteo a ver –Roy no cometas ninguna estupidez- y salió.

Me recosté en el sillón y saque el teléfono, con el numero de Edward para llamar, no lo hice, solo me quede contemplando la pantalla hasta quedar sumergido en una serie de recuerdos, recuerdos malos, llenos de rencor y dolor llenos de todo el odio que podía existir en el mundo en un solo ser, las lagrimas cayeron de mis ojos, hubiera gritado de no haber tenido la garganta completamente cerrada, pero no paraba de llorar.

Después de largo tiempo así, el teléfono de casa sonó, conteste sin muchos ánimos, era Maes, que empezó a hablar de su trabajo en el departamento de investigación y termino contándome de las maravillas que hacia su pequeña hija y su amada esposa, después de dos horas colgó gracias a que Grecia se lo pidió. 

Quizá ni siquiera se dio cuenta de que estaba deprimido, el siempre era así, despistado como una mosca con la puerta enfrente que se niega a salir por ahí. Solo suspire, ese defecto era lo único que impedía que me enamorara de él, y agradecía a ese defecto, sería el colmo vivir atormentado por mis fantasmas y todavía atormentarme con un amor no correspondido, sonreí por esa ironía y volví a mi sillón con el celular que todavía tenía en la pantalla el numero de Ed.

Le marque;

-¡Oh!, Roy ¿Qué pasa?
-solo quería invitarte el próximo sábado a salir, hay una feria en…-no me dejo terminar
-claro claro, nos vemos el prox. Sábado- se escuchaba lleno de alegría, ese niño pequeño.

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